Junglas en miniatura: prados de siega y bosques maduros del Montseny
La pasada primavera tuve la suerte de hacer una fantástica micro-expedición matinal por una micro-jungla a menos de una hora de mi casa. Visité unos prados de siega en la ladera del Montseny –al norte de Barcelona-, con un guía excepcional, Narcís Vicens, uno de nuestros naturalistas más eruditos (“knowledgeable”, dicen en inglés, un término que me encanta y que tiene mala traducción: “del que se puede adquirir conocimiento”, sería). Él hará como si nada o se sorprenderá incluso si se entera que lo he descrito así –es más de campo que de blog, y tal vez ni me lea-, pero es así y lo saben todos los del “mundillo”, aquí en Cataluña.
El objetivo de la salida era recoger información de campo y los materiales (foto)gráficos para hacer unos carteles explicativos de la gran biodiversidad de dos ambientes a priori poco glamurosos: los prados de siega y los rodales con madera muerta de los bosques maduros del Montseny. En un par de horas paseando y fotografiando a ras de hierva con Narcís me sentí descubriendo una jungla fabulosa. El reto era convertirlo en imagen, y aquí la tenéis.
Repdroducir un ambiente natural, fusionando fotografías e ilustraciones propias, con las especies de fauna y flora más representativas, es un reto siempre agradecido. De entrada, porque me obliga a dejar por unas horas el estudio, salir al campo y sumergirme en aquell paisaje, impregnarme de él, imaginármelo, visualizarlo en mi cabeza, explicado en una sola imagen sintética. Y entonces toca recoger in situ todas las partes que lo componen: primerísimos planos, detalles, texturas, fondos, luces, sombras, planos generales… todas las fotos posibles para hacer con ellas un collage representativo, a la vez explicativo, realista y estético.
A continuación viene la tarea de composición de las imágenes, que es un reto, puro ilusionismo y engaño visual, fundiendo diversas imágenes para conseguir el panorama deseado, con rincones donde todos y cada unos de los animales y plantas a representar tengan un lugar propio, donde encajen, tanto a nivel de composición como “ecosistémico”.
En el caso del prado de siega, conseguir que destacaran las distintas flores y gramíneas en medio del caos de tallos de hierba era el reto principal, así como encajar los insectos minúsculos y las aves comparativamente enormes. Un verdadero microcosmos, como el de la peli.
En el panorama de la madera muerta, había que jugar con primeríssimos planos, perspectivas y –no había alternativa-, zooms de detalle, para ilustrar desde musgos e invertebrados (organismos de menos de un centímetro en algunos casos) hasta otros tan enormes como el tronco de un abeto.
Ahora los paneles ya están maquetados, y a punto para instalar in situ, en el Parc Natural del Montseny. Esperemos que sobrevivan a graffiteros y bárbaros diversos, y que despierten la curiosidad de los visitantes hacia la grandísima diversidas biológica de estos ambientes.